Vikingos

"La gente del norte trajo su ira a esta tierra".
—Crónica de San Vaast, 885 d. C.
En el año 793 d. C., guerreros de la antigua Escandinavia atacaron la pequeña isla de Lindisfarne, en Inglaterra, y la redujeron a ruinas. Desde entonces, oleadas de "lobos marinos" han llegado desde los misteriosos mares del norte, saqueando y matando sin control por doquier, haciendo alarde de su valentía, astucia y las riquezas que habían robado; mientras que las tierras, los títulos y la fe cristiana que los residentes europeos valoraban eran considerados basura para ellos. Estos eran los vikingos, la pesadilla que cayó repentinamente sobre los europeos a finales del siglo VIII.
En los dos siglos siguientes, bajo la protección de sus dioses principales, Odín, y Thor, el dios del trueno, los vikingos se hicieron invencibles. Gran Bretaña, Francia, Alemania, España e incluso las ciudades árabes del norte de África fueron arrasadas por los barcos y hachas vikingos. Después, se dirigieron al este por los ríos poco transitados del interior del continente, ocuparon Kiev y atacaron Constantinopla, la capital del Imperio bizantino...
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